Hay un momento en la vida en que piensas lo que realmente te hubiese gustado ser y lo que verdaderamente eres.
Ayer tuve ese momento All Bran y pensé mierda¡ ¿Quién soy? ¿a dónde voy? ¿de dónde vengo? ¿quién te envía?
Siempre quise ser pianista para salir en Cine de Barrio. Soñaba con poder tocar un piano blanco y grabar un videoclip con Richard Cleiderman. Conocer a Parada en persona.
En qué me equivoqué, qué pudo fallar.
Sacaba las canciones de Mecano de Oído, tocaba el piano a dos manos y a la vez la flauta dulce con la nariz y nadie me enseñó. Ví un montón de veces Great Balls of Fire, y tocaba el piano con el culo y con los pies. Mientras los demás recibían ostías yo tocaba el órgano en la iglesia. Logré llenar el Teatro Prendes de padres y madres. También compartí escenario con Tete Monteliu. Él tocaba y yo lo veía porque al revés no podía ser, quiero decir que yo no podía tocar como él, no penséis que soy tan mala persona.
Eso sí, no me gustan los grupos de guitarra clásica. Grupos de guitarra clásica destrozaís las canciones de los Beatles, la gente se aburre, se come las cáscaras de los cacahuetes cuando tocáis, estan pensando en la cena, en la lista de la compra, en que tienen una mancha de humedad en el techo de la habitación y en que acabéis ya de una put vez.
De pequeña tenía una mochila verde con marcianitos rosas, rojos y naranjas. La odiaba. Llebaba el libro de Ciencias Sociales y el de Ciencias Naturales (hoy Conocimiento del Medio, Cono para los amigos) el libro de matemáticas, la tabla de multiplicar que pesaba un huevo ya que la mía era de madera, el libro de Lengua y el de lectura, el diccionario Rancés con la paloma y la rana diseccionadas que me libraron tardes de auténtico sopor y me llenaron de auténtico estupor.
La escuadra, la regla y el cartabón, al final te das cuenta que salvo la regla los demás no te van a servir para nada.
El compás y su mujer, el estuche de candy candy, las pinturas de plastidecor, las de alpino, los rotuladores de carioca, las tijeras que no cortan,el pegamento que no coloca, la plastilina, el bolígrafo bomba con 20 colores y un lápiz con una goma que era una bandera de Polonia ( las vueltas que da la vida). Las libretas con margen y sin margen. El cuaderno de música, santa bárbara bendita tralarala tralara. Y de algo me olvidaré, seguro que lo dejé en casa.
Un día se rompió la cinta de la mochila y del cabreo que pille le dí patadas desde el colegio hasta mi casa. Me castigaron y estuve una semana yendo a por agua a la fuente de Santarúa con una garrafa de plástico de 5 litros y haciendo cuentas de multiplicar y dividir con más de 7 dígitos.
Una mañana que se supone tranquila te encuentras subiendo por un terraplen de supuesta senda marítima para principiantes, con un bebe en una silla Arrue cargada de la cesta de la compra (íncluido dodotis y detergente). A mitad de camino piensas, si resbalo caemos por un precipicio, la vida de esta niña depende de mí. Resultado los brazos amorataos y un recuerdo imborrable.
He llegado a transportar más de once kilos de carga a la espalda hasta el punto de que las costillas flotantes no me dejaban respirar. Estar tirada en la cama y no poderme levantar.
Hoy no me puedo levantar
soy un burro de carga y lo paso fatal
Ahora voy por el barrio con un carro de la compra negro con lunares blancos. Haciendo patria y pensando, con lo bien que estaría en cine de barrio.
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