martes, 2 de octubre de 2012

Carillas proart

Antes de las Carillas Proart
Después de las Carillas Proart


Muchos  conoceréis el programa "Tu estilo a juicio" en el canal Divinity. Confesar que hasta hace dos días pensaba que era una serie de televisión del canal plus.
Ignorancia a parte... Mi vida dado un giro de 360º desde que llevo CARILLAS DE PROART.
Me siento más segura de mí misma, más dinámica. Consigo todo lo que propongo, tengo carisma, profesionalidad, parezco una alta ejecutiva de una importante empresa internacional del mundo de las telecomunicaciones o de las finanzas. Podría trabajar en el mundo de la publicidad, el markenting o bien como periodista-psicóloga y deliniante.
Tengo una elegancia indiscutible, en el modo de vestir soy sofisticada a la par que sexy, es decir, he encontrado el equilibrio entre rancilla y putilla. Y sobre todo puedo enseñar DIENTES, DIENTES que es lo que les jode.
Antes de ponerme las Carillas PROART, caminaba por la vida sin ilusión arrastrando los pies,  con el rabo entre las piernas y la mirada triste.
 Cogía lo primero que encontraba en el armario, para no complicarme la vida, compraba la ropa siempre en el Bazar Fortuna. Cuando tenía un acontecimiento formal intentaba vestir con un look medio hippie medio independiente. Pero en mi día a día iba como una ... de burdel de carretera. Yo desde luego no era consciente de ello, hasta que el programa me abrió los ojos.
El jurado compuesto por personas con profesiones liberales, una profesora de educación infantil, un taxidermista, una profesora de aerobic-step, un profesor de Historia jubilado, un mecánico-dentista y una kiosquera. Dieron su cruel y certero veredicto sobre mi look, que yo siempre considere moderno y desenfadado.
"no viste acorde con su edad" " va demasiado moderna" " tendría que taparse más muestra mucha carne" " no deja nada a la imaginación" "enseña mucha pierna y teta para que no se fijen en su cara".
"Parece una stripper-discotequera", "trabaja en un bar para viejos verdes, "en serio, esa chica hace la calle".
Después de llorar a moco tendido  y lamerme mis propias heridas, me dí cuenta de qué mi vida no carecía de sentido.
Me llevaron a un dentista que me enfundo unas carillas de proart, para qué vamos a ponerte una ortodoncia que tengas que sufrir dos años, cuando te podemos limar los dientes y ponerte otros.
 La siguiente visita fue al dermatólogo, un profesional como la copa de un pino, que nada más llegar me suelta "Yo no es que sea dermatólogo pero enseñas mucha piel". Me inyectaron el archifamoso bótox, ácido desoxirribonucleico y me echaron una crema que contiene 50.000 litros de hidrógeno líquido o  no sé que, en tan solo dos centímetros cúbicos.La piel me quedo elegante, suave y firme.
Luego fuí de compras  a un outlet de grandes firmas, con dos chicos muy simpáticos. No es por hablar mal pero yo creo que son amigos con derecho a roce o lo que surja. Me escogieron del bastidor un elegante traje de esmoquín negro con corte masculino de una tal Isabel Loreint. Me hacía más estilizada, las piernas increíblemente infinitas .Sobre unos carísimos stilettos dí dos amplias zancadas, giro,  pino puente, giro y chachacha. Así que  directamente me van a contratar para trabajar en el Cirque du Soleil.
Como tenía las raíces  tan negras como Kunta Kinte el paso por la peluquería fue obligado. Un nuevo tono de color que diera más brillo a mi hermosa melena chamuscada  por el sol, unas mechas por aquí y por allá,  unos reflejos azul violín, un corte desestructurado que me sirve para acordarme ,todas las mañanas, de la madre que parió al peluquero y a todos sus hermanos,
 Dice que tan solo utilizando los dedos a modo de peine y las manos me basta. Las manos de quién? de Eduardo Manostijeras? Claro luego pongo espuma y espuma para arreglar el desaguisado y termino  pareciéndome a Pumuki.
Me aconsejaron sobre cómo maquillarme para sacar lo mejor de mi misma.
 Perfilador al ras de las pestañas sin llegar a la legaña, hacer una banana o no sé que en el párpado superior móvil desde el ángulo inferior del párpado hasta el superior. El inmóvil dejarlo quieto,  tal y como está. Brillo en los labios solo en la parte central inferior. No olvidarme del colorete en diagonal oblícuo.  Rimmel para conseguir unas pestañas de ensueño con una inclinación de 90º.
En definitiva, me compré una escuadra. un cartabón y un rotrín de 0.4.