
Todos sabemos que en esta sociedad plural estamos rodeados de elementos perturbadores de ahí la necesidad de una clasificación para poder identificarlos y lo que es más importante evitarlos.
Hoy hablaré del perturbador de concierto, me ceñiré al de música clásica.
Los perturbadores de concierto normalmente forman parte de la élite del pueblo.Son gente que se viste "elegantemente" para ir al cine a ver una retrasmisión en directo de una ópera y aplauden cuando finaliza el aria más conocida de la obra bien porque salió un anuncio de compresas o en una película....¿Por qué aplaudes si no te van a oir? y también sé,de primera mano, que hay gente que va a la Scala de Milán a ver Don Giovanni con pantalones rotos...
Dejando a un lado el tema de la vestimenta, vamos a centrarnos en el comportamiento.Normalmente suelen llegar tarde y en vez de conformarse con el último asiento exigen primera fila y si podemos levantar a todos los asistentes pues mejor,que se note su presencia.
Son duchos en la materia y por ello no dudan en hacer compartir impresiones durante la ejecución de la obra.Así hacen descripciones bucólicas de pájaros, mariposas, verdes y frondosos bosques, incluso evocan al ruido de un arroyo, me parece ¡fantástico¡ pero guardátelo pa tí como los gases o lo sufres en silencio como las hemorroides.Porque a mí me gustaría escuchar Tocata y fuga en re menor de Juan Sebastian Bach y qué tal si dejamos el arroyo para que te afueges en él.Soy consciente que es un pensamiento psicópata y por un momento me sentí como Hannibal Lecter en fin...
¡Qué valiente es la ignorancia¡ nos sorpredemos que un organista toque con los pies los pedales y luego nos atrevemos a decir que no es buena la acústica de la iglesia de San Pedro.¡Por Dios,que baje Dios y lo vea¡
Otro de los comportamientos de estos elementos perturbadores es del tipo, me apetece comerme un caramelo y lo desenvuelvo cueste lo que cueste, y estoy media hora ruc ruc ruc metiendo ruido.Ah¡perdona es que estaba escuchando El concierto número 1 para piano, orquesta y caramelo de Tchaikovsky.
Otro clásico es el móvil, si por lo menos sonará "lascia ch'io pianga" de Haendel, pero lo peor es que suene la cucaracha la cucaracha ya no puede caminar, porque no tiene, porque le falta, las dos patitas de atrás, en fin sin comentarios.Y para colmo, ni se inmutan.Como si el teléfono no fuera de ellos y suena y suena....Perdón concierto de la cucaracha para móvil, piano, orquesta y caramelo de Tchaikovsky.
Las toses, qué hacemos con las toses.Se mitigan con un pañuelo y si son muy escandalosas pues una opción es marchar, porque lo peor es intentar aguantar con todas las fuerzas la tos hasta que te lloran los ojos, te moquea la nariz y encima te dan convulsiones que no se sabe si vas a tener un ataque epiléptico, si estas marcando el ritmo o si te vas a poner a vomitar el caramelo de eucalipto.
Ahora tocan los aplausos, por desconocimiento aplauden en mitad de una obra al finalizar cada uno de los movimientos.Y encima bien fuerte, y no les extraña que el resto de la gente no aplauda, porque piensan que gente más sosa, no aplauden.